El presidente de ASAJA, Pedro Barato, ha reclamado que el peso "económico y dinamizador" del sector agrario vaya acompañado por "un mayor peso político" en la toma de decisiones importantes que afectan al sector agrario e industrial.
Así lo defendió ayer en su conferencia 'La agricultura: sector estratégico de futuro”, dentro del foro Encuentros de Economía organizado por ABC de Sevilla y el Banco Santander, donde destacó que la agricultura debe ser considerada "uno de los sectores más estratégicos de Andalucía, España y de Europa en general" y reclamó por ello mantener "una estrategia" de país y no estar "en la segunda división en materia de toma de decisiones que afecten a la agricultura".
Barato recordó en este sentido la negociación de la Política Agraria Común (PAC) donde le dieron "la vuelta a una propuesta ciertamente peligrosa para los intereses españoles y muy especialmente los andaluces". No obstante, señaló que hay que hacer cambios, pero que sin que se ponga en cuestión el modelo actual, “que tanto nos ha costado convencer a la Comisión de que es el más adecuado para nuestra agricultura, no vaya a ser que se abra el melón y vengan al acecho modelos redistributivos, modulaciones, renacionalizaciones o trasvases de fondos para otras políticas con mayor rédito mediático”.
Entre estos cambios que hay que realizar Barato destacó la inclusión del olivar en el sistema de pagos acoplados de la PAC, las demandas del sector remolachero del sur o la de incluir el trigo duro en los pagos asociados.
Mercados más fuertes
El presidente de ASAJA destacó también que el principal objetivo para los empresarios agrarios debe ser el mercado, del que proceden las rentas e ingresos, por lo que abogó por ser "más fuertes, más capaces de negociar de tú a tú y tener unas reglas claras de comercio".
Barato recordó las dos leyes que se han puesto en marcha para contribuir a este objetivo: la ley de integración cooperativa y la ley de defensa de la competencia. "Debemos avanzar para lograr, dentro de los límites legales y las leyes del mercado, una mayor estabilidad y rentabilidad, mejor conocimiento e innovación en el producto y promoción dentro y fuera de nuestras fronteras”.
En este campo, instó a Competencia a "echar una mano para poder gestionar el mercado para garantizar la estabilidad, tanto en aprovisionamiento como en precios, o de poder tener un código de buenas prácticas cuanto más vinculante mejor”.
Proyección internacional de la agricultura
El presidente de ASAJA subrayó la proyección internacional de la agricultura y ganadería española e instó a apostar por esta vía, teniendo en cuenta la nueva Estrategia Comercial de la Unión Europea (EU). Si bien, recordó que esto no se contradice con la necesaria protección de las producciones españolas en las negociaciones internacionales de comercio, "ya sean bilaterales o multilaterales".
En este sentido, señalo que el Acuerdo Transatlántico de Inversiones y Comercio (TTIP), es un "buen acuerdo", que puede conllevar unas previsiones de crecimiento económico y laboral "muy alentadoras" para ambos lados del océano. Aunque matizó que los aspectos sanitarios y fitosanitarios preocupan a los exportadores europeos, junto al desarme arancelario. Es el "proteccionismo americano lo que debemos desmantelar en el TTIP a favor de nuestras producciones y ser capaces de negociar un acuerdo que defienda los métodos de producción europeos y españoles, especialmente los métodos tradicionales y con estrictos controles de producción”, explicó.
Costes de producción
En cuanto a los costes de producción, Pedro Barato señaló que son más elevados que los de nuestros competidores e insistió en la importancia del regadío y en "la absoluta necesidad de implantar un sistema por el que se pague por la potencia que necesitamos cuando lo necesitamos, a través de un contrato de temporada".
También, en este sentido, pidió a los legisladores que les "dejen producir sin más limitaciones ni barreras que las estrictamente marcadas por la evidencia científica y la lógica el sentido común" e hizo referencia al 'Glifosato", el herbicida más usado del mundo y que está pendiente su licencia de renovación.