La Red de Alerta e Información Fitosanitaria de la Consejería de Agricultura ha enumerado una serie de recomendaciones para la siembra de remolacha en la zona sur.
Las siembras de este cultivo industrial en parcelas de secano de Andalucía están muy influenciadas por las lluvias, no así las de riego. En secano, el lecho de siembra debe de tener el suficiente tempero para proporcionar a las semillas de remolacha azucarera la humedad necesaria para su germinación; por lo que las sementeras, en estas parcelas, no deberán comenzar hasta que las primeras lluvias de otoño hagan acto de presencia, y éstas sean relativamente importantes. La recomendación es sembrar entre el 25 de septiembre y el 30 de octubre en las parcelas de secano, y entre el 15 de octubre y el 30 de noviembre en parcelas de riego. Está demostrado que sembrar pronto incrementa los rendimientos finales.
La máquina sembradora empleada deberá de adaptarse al terreno, dejando a la semilla enterrada a no más de 2-3 cm de profundidad, dosificando adecuadamente la semilla para obtener la densidad de plantación deseada. La recomendación es obtener una densidad de plantación definitiva entre 100.000 y 120.000 plantas/ha.
Una vez finalizada la siembra, se recomienda el empleo de herbicidas de preemergencia, con el objetivo de minimizar todo lo posible la nascencia de las primeras malas hierbas. Posterior a la siembra, suelen aparecer nuevas malas hierbas (cosa muy habitual tras un periodo de lluvias), por lo que se deberá de realizar una, o varias, intervenciones químicas con herbicidas de postemergencia. Cabe recordar que se define “mala hierba” a todo aquel vegetal que sea diferente al que se cultiva, compitiendo con éste por la luz y los nutrientes; incluyéndose aquí, por tanto, los rebrotes de cultivos anteriores (trigo, girasol, etc).
En el cultivo de regadío se recomienda realizar, si fuese necesario, un primer riego de nascencia, de unos 20 a 30 litros/m2, inmediatamente después de la siembra; para posteriormente, una vez la semilla empiece a germinar, efectuar riegos cortos y frecuentes de entre 4 y 6 litros/m2.
Desde el punto de vista fitosanitario, se recomienda el empleo de semilla tratada con fungicidas y/o insecticidas autorizados, con el objetivo de proteger a ésta de los ataques de hongos e insectos de suelo; o en su caso, aplicar en el lecho de siembra insecticidas autorizados para el control de gusanos de suelo.