La Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF) ha informado de cuál es la situación actual del cultivo del arroz en Andalucía. Como explica la RAIF, las dos últimas campañas han venido marcadas, principalmente, por un descenso de la superficie sembrada de aproximadamente un 53% en 2021 y un 69% este año, respecto a lo habitual. El bajo nivel de agua embalsada en la cuenca del Guadalquivir la pasada primavera condicionó un menor desembalse de la presa de Alcalá. Al ser menor el caudal del río, su salinidad aumenta también, desplazándose el “tapón salino” río arriba, disminuyendo la disponibilidad y calidad del agua. Para garantizar una dotación de agua y salinidad aceptables, se ha optado por segundo año consecutivo por disminuir la superficie, con las algo más de 11.520 ha en la provincia de Sevilla, y 1.163 ha en la de Cádiz.
A pesar de la reducción de la superficie, en la margen derecha del Guadalquivir el agua de riego ha presentado una elevada salinidad. Esto ha provocado una merma importante en la producción, afectando a la planta en general y al llenado del grano en particular. La recolección comenzó el 19 de septiembre en las primeras parcelas y terminó a finales de octubre. Los rendimientos (kg/ha) han sido bajos, claramente inferiores a la media habitual de la zona. En la provincia de Sevilla el rendimiento medio suele estar entre 9.000 y 9.500 kg/ha, y esta campaña no ha llegado a los 7.000 kg/ha. Hay que recalcar que las producciones más bajas se han obtenido en la margen derecha, por el motivo mencionado, obteniéndose una media inferior a los 6.000 kg/ha. En la izquierda han sido similares a lo habitual, o ligeramente inferiores, por encima de los 9.000 kg/ha.
Como cada año, tras la siega se incorporaron los restos de cosecha al terreno mediante la labor de fangueo, a lo largo de los meses de octubre y noviembre. La recomendación es hacerlo lo antes posible. Para favorecer su descomposición se requiere un buen contacto con el suelo, temperaturas moderadas y suficiente humedad y tiempo para que los microorganismos existentes lleven a cabo este proceso. Al no realizar la quema, se mejora la fertilidad del suelo y la actividad biológica del mismo.
Una vez realizado el fangueo la normativa de ayudas agroambientales al cultivo del arroz obliga a la inundación hasta una fecha determinada. Hasta ahora era 15 de enero, pero este año se ha modificado adelantándose al mes de diciembre, del siguiente modo: “Terminado el ciclo productivo del cultivo, los arrozales se mantendrán inundados hasta el 15 de diciembre”. Esta práctica, se establece en base a los sistemas agrarios de especial interés para las poblaciones de aves de los arrozales andaluces. La inundación en estas fechas también disminuye la cantidad de hierba que saldrá el año próximo, facilitando el control de las mismas y reduciendo el laboreo para eliminarlas y preparar la próxima siembra.
En estos momentos se están vaciando las tablas, y se irán secando paulatinamente. Las labores preparatorias del terreno suelen comenzar en febrero-marzo en las primeras parcelas, según la meteorología. Para ello es fundamental que se haya secado bien la tierra, por lo que estas operaciones vienen muy condicionadas por las precipitaciones que se produzcan en esas fechas.
Con un acumulado en lo que llevamos de año agrícola de unos 160 mm de media aproximadamente, en las zonas arroceras, se está a la expectativa de que las lluvias de aquí a primavera sean lo más abundante posible. En función de la pluviometría y el agua embalsada de aquí a mayo en la cuenca del Guadalquivir se podrá sembrar una mayor o menor superficie de arroz el próximo año.
