La Sectorial de Cereales de ASAJA, reunida en su convocatoria anual en Madrid, ha evaluado los datos de avance de campaña y estima que la cosecha de cereales de invierno de este año sufrirá una reducción de más de 4 millones de toneladas. Esto supone un severo recorte en los datos de producción respecto a los tres últimos años cuando se alcanzaron los 16,8 millones de toneladas de media. Fundamentalmente la sequía, aunque también los daños derivados de las plagas de conejos y las malas hierbas, han diezmado de forma importante la cosecha de este año.
Según los cálculos de ASAJA, la cosecha de cereales se verá reducida en un 37 % respecto a la cosecha recogida en 2018. Por cultivos, se espera una producción de 4,2 millones de toneladas en trigo blando; 815.000 toneladas en trigo duro; 6 millones de toneladas en cebada; 807.000 toneladas de avena; 160.000 toneladas de centeno y 425.000 toneladas de triticale.
Por zonas productoras, la zona sur de Castilla y León y de Navarra, y las comunidades de Aragón y Madrid son las más afectadas, así como algunas zonas de las provincias de Málaga y Toledo. Le siguen en menor proporción de daños el resto de Castilla – La Mancha, Extremadura y Andalucía.
En líneas generales se trata de una campaña de producción media-baja, según las zonas, debido a una sementera con escasez de precipitaciones lo que provocó una nascencia deficiente, un invierno muy seco, con pocas reservas para los cultivos, y una primavera escasa en precipitaciones.
Otro problema añadido son los cuantiosos daños registrados como consecuencia de la fauna silvestre, conejos fundamentalmente aunque también corzos, jabalíes y avutardas que han diezmado la cosecha y que están provocando el abandono del cultivo cerealista en algunas zonas. La proliferación de malas hierbas debido a la prohibición en el uso de fitosanitarios en las superficies SIE (Superficies de Interés Ecológico) están provocando que muchos agricultores dediquen estas parcelas a barbechos.
La principal preocupación de esta sectorial sigue siendo el capítulo de los precios que se encuentran en los mismos niveles de hace 25 años, con unos costes de producción muy elevados. Esto está provocando el cambio de cultivo hacia los cultivos leñosos en zonas tradicionalmente cereales. Esta circunstancia es especialmente grave ya que somos un país deficitario en cereales pienso y dependemos de las importaciones de países terceros.