ASAJA participará en un grupo de trabajo en el que el sector abordará la evolución de la enfermedad y actualizará las medidas para prevenirla
Desde Andalucía se demanda que el cierre de mercados sólo se haga por comunidades autónomas afectadas
ASAJA-Sevilla recuerda que la PPA no se transmite a las personas, ni por contacto con los animales ni por la ingestión de los productos derivados de ellos
El Gobierno andaluz ha intensificado la vigilancia sobre la fauna silvestre ante el brote de peste porcina africana que se ha detectado en Barcelona y buscará blindar al sector. El consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural ha asegurado que, aunque en Andalucía no hay ningún caso, “es fundamental extremar esa vigilancia”.
En declaraciones a los medios, Fernández-Pacheco ha destacado que el Gobierno andaluz se ha puesto “manos a la obra” desde que se conocieron los positivos en Cataluña y la semana pasada ya se celebró una reunión entre las tres consejerías con competencias en la materia, las de Agricultura, Medio Ambiente y Salud, que estarán en “permanente contacto”.
Creación de un grupo de trabajo
Asimismo, durante la mañana de ayer, se celebró un encuentro telemático entre responsables de estas tres consejerías y representantes de ASAJA y del resto de organizaciones agrarias, cooperativas agroalimentarias, sindicatos y los principales productores y exportadores de porcino desde Andalucía para escuchar al sector e informarle de la situación actual.
En el seno de este encuentro se ha acordado la creación de un grupo de trabajo que se reunirá de forma periódica para abordar la situación y en el que participará el sector y las consejerías competentes.
En este órgano se irán abordando todas las medidas que vayan adoptándose, entre ellas el blindaje de las exportaciones de cerdo blanco y, especialmente, el control de la sobrepoblación de jabalíes, que son el vector crucial de contagio. Por ello, como reclamó ASAJA-Sevilla en el encuentro, debería facilitarse su caza en los cotos y agilizar los trámites necesarios para poder controlar su número.
Consecuencias para el sector
Como se puso ayer de manifiesto en este encuentro, es fundamental que la posible política de cierre de mercados no afecte a Andalucía y que, por tanto, las exportaciones se cierren sólo por comunidades autónomas que se vean afectadas.
En este sentido se puso de relieve la importancia del sector porcino en nuestra comunidad, un sector agroalimentario muy potente con exportaciones superiores a los 308 millones de euros en 2024.
El 54 por ciento de estas exportaciones fueron a países de la Unión Europea, pero el principal cliente extracomunitario es China con el 19 por ciento de las exportaciones. “De ahí la importancia de reclamar al Ministerio que los cierres de mercados se hagan por comunidades autónomas. Si en Andalucía no hay ningún caso ni de fauna silvestre ni tampoco en ninguna explotación ganadera, la industria andaluza no tiene por qué verse afectada”, ha insistido el consejero.
Además de las consecuencias comerciales, en ASAJA-Sevilla y entre sus ganaderos asociados, preocupa especialmente la catástrofe que podría ocasionar la llegada de esta enfermedad a nuestras dehesas donde, la elevada mortandad causada por el virus, que es altamente contagioso, podría diezmar toda la cabaña de porcino, incluido el ibérico, motor económico y de sostenibilidad de este ecosistema.
Detección de un brote en Barcelona
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación convocó el pasado viernes al Comité de la Red de Alerta Sanitaria Veterinaria (RASVE), con los servicios veterinarios oficiales de las comunidades autónomas, y al sector porcino tras notificar la detección de dos jabalíes silvestres positivos al virus en Bellaterra (Barcelona). Estos positivos, confirmados por el Laboratorio Central de Veterinaria de Algete (Madrid), suponen la primera detección de la enfermedad en España desde noviembre de 1994.
Se trata de una enfermedad no zoonósica, es decir, las personas no son susceptibles a la infección ni por contacto con los animales ni por ingestión de productos derivados de ellos. Está considerada por la Unión Europea (UE) como enfermedad de categoría A, por lo que los Estados miembros deben adoptar medidas precisas para lograr su control y erradicación lo antes posible en las zonas afectadas.




