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Las exigencias medioambientales de la nueva PAC pueden hacer perder a los olivareros andaluces la cuarta parte de sus ayudas

21 Dic 2022 No comment  
Inauguración de la XXVIII Jornada de Olivar de ASAJA-Sevilla Inauguración de la XXVIII Jornada de Olivar de ASAJA-Sevilla

ASAJA-Sevilla recuerda que uno de los grandes retos del olivar será adaptarse a todos los nuevos requisitos para no perder fondos y conseguir que la sostenibilidad ambiental que persigue la nueva política comunitaria no deje por el camino la rentabilidad del agricultor

Andalucía pide flexibilidad para que 2023, el primer año de aplicación de la nueva PAC, sea de transición y permita a los agricultores adaptarse para conseguir los nuevos objetivos medioambientales

 

A dos semanas para la entrada en vigor de la nueva PAC 2023-2027, los cambios que generará esta nueva reforma son aún causa de incertidumbre entre los agricultores y ganaderos. Para analizar todos los desafíos a los que se enfrentarán los olivareros en este nuevo marco, ASAJA-Sevilla celebró esta semana en Estepa una jornada específica donde se hizo especial hincapié en la puesta en marcha de los eco regímenes, una de las principales novedades de la nueva PAC que tendrá gran repercusión en el cultivo del olivar, un cultivo que supera en Andalucía los 1,6 millones de hectáreas, de las que 700.000 pueden llegar a perder más del 25% de sus actuales ayudas.

El encuentro, que tuvo lugar en el salón de actos de Oleoestepa y contó con la asistencia de más de 200 agricultores, fue inaugurado por el viceconsejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Vicente Pérez; el director gerente de Oleoestepa, Álvaro Olavarría, y el secretario general de ASAJA-Sevilla, Eduardo Martín. Este último calificó como “muy lesiva” la reforma de la PAC y recordó a los olivareros que de la aplicación de los eco regímenes en el olivar dependerá poder salvar al menos parte de la pérdida de ayudas que conllevará el paso del actual pago verde a los nuevos eco regímenes, y eso pasará por aplicar correctamente, entre otros requisitos, las cubiertas vegetales. Sin embargo, como recordó Martín, es necesario que el Ministerio tome conciencia, como así lo viene exigiendo ASAJA, de que estas nuevas prácticas, además de ser sostenibles desde el punto de vista medioambiental, también tienen que ser sostenibles económicamente: “Somos agricultores, no somos guardabosques, y es lo que le venimos reiterando al Ministerio, que no se puede ser verde cuando los números están en rojo”.

En este mismo sentido el viceconsejero de Agricultura recordó que es necesario que los agricultores sigan reivindicando el papel que desempeñan en la sociedad como garantes de alimentos en cantidad y en calidad, que es el objetivo inicial de la Política Agraria Comunitaria. “No podemos dejar la política comunitaria en manos de terceros países, ya se ha visto lo que ha pasado con la actual guerra de Ucrania”, afirmó.

Pérez hizo repaso a la reforma de la PAC iniciada en 2018 y lamentó -“aunque el Ministerio lo siga negando”- la pérdida de 500 millones de euros que conllevará la nueva PAC, si bien valoró que, fruto del trabajo y de años de negociaciones, esos 500 millones se perderán a lo largo de los cinco años de ejercicio, y no cada año, como en un principio iba a suponer. De estos 100 millones que perderá anualmente Andalucía, 50 corresponden al olivar, por lo que recomendó aplicar bien las nuevas prácticas para perder lo mínimo posible. Por ello, pidió “flexibilidad para que este primer año de aplicación de la nueva PAC sea de transición, para no perder apoyo y conseguir que esos objetivos de sostenibilidad se cumplan”.

También lamentó las contradicciones de esta nueva PAC: “Dicen que hay que llegar a un 25% de agricultura en ecológico, pero disminuyen los apoyos a lo ecológico, no se entiende; con el paso del greening a los eco regímenes se pierden también apoyos al olivar, pero se exigen una serie de prácticas nuevas”, lamentó Pérez. Otra contradicción es que se van a primar menos a las zonas más productivas, como sucederá con la comarca de Estepa, que pierde un 8% de su apoyo financiero, unos 2 millones de euros.

Escenario de la campaña 2022-2023

A continuación, el director gerente de Oleoestepa, Álvaro Olavarría, ofreció una visión sobre el comercio mundial del aceite de oliva y analizó la situación actual de la campaña y las perspectivas de futuro para este sector. Olavarría comenzó destacando el incremento de superficie que ha tenido el olivar desde hace 20 años. En España hay actualmente 2.772.445 hectáreas de olivar (1.672.996 ha en Andalucía), frente a las 2.411.149 has de olivar que había en 2002 (+15%.) (1.457.450 ha en Andalucía). España acapara el 24% de la superficie mundial, que es de 11.594.987 hectáreas, y sigue siendo el principal productor de aceite de oliva del mundo, con 1.370.000 toneladas de media en la última década (el 44,51%).

En cambio, como señaló Olavarría, su consumo medio (495.120 toneladas) supone sólo el 16,2% del consumo mundial (3.061.580). Los países productores consumen menos del 65%, mientras que los no productores (especialmente Brasil, Estados Unidos, Japón o Australia) consumen entre todos cerca de un millón y medio de toneladas. El total de exportaciones de España en 2021 fue de 1.068.404 t, el 50,26% del total (2.125.789 t). Sería necesario que el consumo mundial aumentara en un millón de toneladas, apuntó Olavarría, y que España lograra exportar 1,5 millón de t.

Otro de los retos del sector sería hacer frente a la fuerte competencia con otros aceites vegetales. Del consumo total de aceites y grasas (197,33 millones de t), 69,57 millones son de aceite de palma y 57, de aceite de soja. Sólo 3,07 millones son de aceite de oliva, luego “hay tenemos camino por recorrer”, apuntó el director de Oleoestepa. Minimizar la gran volatilidad de los precios del aceite de oliva en origen, reconvertir el olivar en busca de la competitividad, una mayor profesionalización de las empresas comercializadores, la armonización de las normas de calidad internacional (para evitar la competencia desleal) y apostar, promocionar y valorizar el virgen extra (que supone el 75% de las exportaciones), son otra de las medidas que necesita el sector según Olavarría.

Respecto a las estimaciones para la campaña 2022-2023, la producción total de España podría quedarse en 800.000 toneladas debido a la sequía, frente a las 1.491.560 toneladas de la campaña 2021-2022.

Una vez abordado el contexto actual y próximo del olivar fue el momento de analizar detenidamente las repercusiones de la reforma de la PAC en las comarcas olivareras y para ello se celebró una mesa de expertos, introducida y moderada por la directora de Asuntos Corporativos de Syngenta, Pilar Giménez, quien destacó el trabajo conjunto de Syngenta con los agricultores para conseguir juntos esa sostenibilidad no sólo ambiental sino también económica. Asimismo, Giménez se mostró confiada en que una comarca como la de Estepa, de la que destacó “su afán de superación” y su “talante innovador”, superará las dificultades que va a traer esta nueva PAC.

Ante una PAC tan compleja, un buen asesoramiento será clave

El primero en intervenir fue el coordinador de la Secretaría General de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Armando Martínez, quien expuso todo lo que el olivarero debe conocer sobre la aplicación de los eco regímenes en el olivar y el régimen de ayudas, y partiendo de la base de que la nueva PAC es “muy compleja y aún no está desarrollada toda la normativa”, hizo hincapié en que “recibir un buen asesoramiento será clave”.

Como explicó Martínez, el nuevo modelo de ayudas directas de la PAC se repartirá entre los eco regímenes, que sustituyen al pago verde y supondrán el 27% de las ayudas (1.107 millones de euros); el pago redistributivo, que supondrá un 12% (482 millones de euros), y la ayuda básica a la renta, que sustituirá el pago básico, supondrá un 61% (2.453 millones de euros) y estará repartido sólo entre 20 regiones, frente a las 50 regiones actuales.

Uno de los grandes desafíos que encontrará el olivarero será cumplir con las nuevas obligaciones y los numerosos requisitos que se le exigirán y que Armando Martínez simbolizó como “tres puertas que tendrá que atravesar”, siendo estas cada vez más estrechas. La primera puerta serán los requisitos obligatorios que exige la normativa medioambiental o la seguridad alimentaria (inscripción en el registro de explotaciones, uso de fitosanitarios autorizados, uso del agua o de los fertilizantes, normativa laboral, fiscal…), a los que se sumarán el año que viene otros nuevos como el cuaderno electrónico de explotación, el proyecto de RD de nutrición sostenible de suelos, el proyecto de RD para el uso sostenible de fitosanitarios o la nueva Ley de Residuos (prohibición de quemas de residuos agrícolas). La segunda puerta serán los requisitos comunes destinados a conseguir ayudas, que también incorporarán muchas novedades (agricultor activo, condicionalidad reforzada y la condicionalidad social), y por último los requisitos para conseguir las ayudas específicas.

Las cubiertas vegetales en la nueva PAC

Como ya avanzó en su exposición Armando Martínez, con la nueva PAC entrarán en vigor los eco regímenes destinados a la implantación de cubiertas vegetales vivas e inertes. Por ello, aunque actualmente de las 2.772.445 hectáreas de olivar que hay en España, sólo un tercio (un 29%, 790.000 ha) cuenta con cubiertas vegetales -de las que sólo un 0,3% (9.031 ha) son sembradas-, se espera en 2023 un salto exponencial en la superficie de olivar y otros cultivos leñosos que hagan un manejo de suelo basado en la implantación de dichas cubiertas, ya que permiten mejorar la calidad del suelo y optimizar los rendimientos de los cultivos, y en el caso de los cultivos leñosos, facilitan el secuestro de carbono y evitan la erosión, problema éste último muy grave en el Sur de Europa y especialmente en España, donde se pierden de media anualmente 30 Tn/ha de suelo agrícola.

La puesta en marcha del proyecto Monitorización, optimización y valorización del capital natural en el cultivo del olivar en producción integrada en Andalucía (proyecto BIOLIVAR) quiere aportar su granito de arena en la consecución de estos objetivos. Dicho proyecto, que presentó durante el encuentro el investigador del Instituto de Agricultura Sostenible (CSIC) José Alfonso Gómez, ha sido impulsado por ASAJA-Sevilla y cuenta con la participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas a través del Instituto de Agricultura Sostenible y la Estación Biológica de Doñana, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Estepa, Evenor-Tech, la Universidad de Córdoba, la Universidad de Jaén, Syngenta y ASAJA-Andalucía.

Biolivar parte de la experiencia que el grupo de trabajo tiene en el manejo de cubiertas en olivar, suelos, hidrología, erosión, efecto sobre la biodiversidad y las herramientas digitales en la agricultura. El proyecto, que concluirá sus trabajos en febrero de 2024, pretende ser de utilidad para los agricultores en la mejora de la gestión de la biodiversidad mediante la integración del manejo sostenible de las cubiertas vegetales, y está trabajando en el desarrollo de una herramienta que ayudará a cuantificar el efecto que las prácticas de manejo escogidas a escala de explotación tienen sobre el control de la erosión, sobre la mejora de las propiedades de suelo y sobre la mejora de la biodiversidad vegetal, de artrópodos y polinizadores y aves.

Sobre las ventajas de las cubiertas vegetales informó también el responsable de Sostenibilidad de Syngenta, Luis Miranda, quien hizo hincapié en los aspectos técnicos de su implantación y manejo, desde la elección de la mezcla específica de especies herbáceas, hasta el momento idóneo para la siembra y los mantenimientos que requiere.

Miranda destacó, además, los múltiples beneficios agronómicos y ambientales que aportan las cubiertas vegetales como herramienta para mejorar la sostenibilidad y la rentabilidad en cultivos leñosos como el olivar. Los más evidentes, según destacó, son minimizar la erosión y los problemas asociados a la pérdida de suelo (pérdida de fertilidad, contaminación de las aguas, etc.), y otros muchos como la regulación de la temperatura y la evapotranspiración, el facilitar labores agrícolas y el paso de maquinaria, evitar la compactación (que a su vez mejora la infiltración agua y su disponibilidad para el cultivo), así como la reducción de la presión de malas hierbas. Otros aspectos importantes son, según Miranda, el secuestro de carbono que realizan las cubiertas vegetales y la comercialización de créditos de carbono, que además de los beneficios ambientales, abren una puerta a un potencial mercado de créditos de carbono en un futuro próximo.

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