La producción nacional de aceituna de mesa de la campaña 2019/2020 será la menor de los últimos diez años. En concreto, el aforo de ASAJA-Sevilla estima que la producción española de aceituna de mesa será de 487.000 toneladas, 101.000 toneladas menos de las que se recolectaron la pasada campaña. Las variedades gordal y manzanilla serán las que sufrirán una mayor merma, puesto que verán reducida su cosecha en más de un 50 por ciento. No obstante, fruto entre otras cosas de esta reducción de cosecha, la aceituna presenta una gran calidad, dado que con unos árboles mucho menos cargados el calibre de la aceituna es mayor.

El sector de la aceituna de mesa quiere reflejarse en el sector lácteo, sobre todo, a raíz de la aprobación el pasado 21 de septiembre en Consejo de Ministros de un Real Decreto (a propuesta del Ministerio de Agricultura) por el que a partir de enero de 2019 será obligatorio en España que la leche, el queso o los yogures indiquen en el etiquetado el país de origen de la leche.

El Consejo Europeo ha adoptado esta semana las nuevas normas de la Unión Europea sobre producción y etiquetado de productos ecológicos, que entrarán en vigor el 1 de enero de 2021.

La nueva regulación pretende fomentar el desarrollo sostenible de la producción ecológica en la UE y garantizar una competencia justa para los agricultores y operadores, prevenir el fraude y las prácticas desleales y mejorar la confianza del consumidor en los productos ecológicos.

La Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici) asegura que la "gran mayoría" de los productos ibéricos cumple la normativa de denominación de venta y etiquetado de la Norma de calidad del ibérico.

ASICI ha hecho esta valoración en base a los resultados de diferentes campañas de verificación del etiquetado y la identificación de los productos acogidos a la Norma de Calidad realizadas durante el último trimestre de 2016, en 123 puntos de venta de 38 ciudades de toda España, analizándose más de 3.000 productos entre jamones, paletas, lomos y loncheados ibéricos.

Desde enero del año 2014, todos los establecimientos de hostelería tienen la obligación de presentar los aceites de oliva a sus clientes debidamente etiquetados y en envases dotados de un tapón anti rellenado o en formato monodosis, de tal forma que se garantice que el producto, efectivamente, corresponda con el que aparece recogido en la etiqueta del envase. Una medida que, sin duda, garantiza que las propiedades de los aceites de oliva y su calidad llegan intactas al consumidor.