El número de cerdos ibéricos, con categoría de bellota, sacrificados durante la campaña de la montanera 2018/2019, asciende a 653.700 animales, un 9,15% menos que la anterior, debido a las adversidades climáticas y a las mermas en la calidad y cantidad de bellotas.
Según los datos de sacrificio de la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici), el mayor descenso se ha registrado en los cerdos de bellota con un 50% de raza ibérica, el 15,23% menos, porque se calificaron 238.753 animales frente a los 281.650 de la montanera precedente.
La producción de cerdo de bellota con 75% de raza ibérica también ha bajado un 11,7%, pasando de 100.621 a 88.850 ejemplares.
En la categoría de cerdos de bellota 100% ibéricos, que sigue siendo la más numerosa con 326.187 animales, el descenso ha sido del -3,18% respecto a la campaña de la montanera 2017/18.
La semana de mayor actividad durante esta campaña fue la primera de febrero, en la que se sacrificaron 96.582 cerdos ibéricos de bellota.
La interprofesional ha analizado las bellotas de esta montanera en el laboratorio y los resultados muestran unos valores medios de contenido en grasa de 7,93%, inferior al 9% de la anterior 2017-2018, con un contenido en ácido oleico medio del 62,33%.
Una montanera escasa, difícil y de bajo rendimiento
La secretaria técnica de la Asociación Española de Criadores de Ganado Porcino Selecto Ibérico Puro y Tronco Ibérico (Aeceriber), Elena Diéguez, ha afirmado en declaraciones a Efeagro que la campaña de la montanera ha sido “escasa, difícil y de bajo rendimiento en cuanto a la reposición (engorde) conseguido”.
Diéguez se ha sorprendido de que al final el descenso de los sacrificios se haya quedado en un 9% cuando, a su juicio, tendría que haberse situado cerca del -25%.
Bajo su punto de vista, esto “sigue poniendo de manifiesto que los controles no son todo lo exhaustivos y rigurosos que debieran” porque en esta montanera “no tenía que haberse permitido esa cantidad de animales sacrificados bajo la categoría de bellota” ya que su producción ha sido “muy irregular, difícil y tardía”.
“Lo que hay que hacer es contrastar fidedignamente que la superficie a disposición del cerdo y la producción de bellota son suficientes para la reposición mínima que exige la norma de calidad y, si no es así, hay que tratar de sacar la producción de esa categoría”, ha reseñado.
Diéguez es defensora de restablecer la denominación “recebo” (alimentación con bellota, pasto y complemento de pienso) como intermedia entre la de “bellota” y “cebo de campo” para aquellos animales que no han engordado lo suficiente durante la montanera como para calificarlos de “bellota”.