El paisaje de campiña tradicional, dominado por los cultivos herbáceos de secano, fundamentalmente trigo y girasol, está cambiando. Como publica la periodista Inma Lopera en ABC, las bajas cotizaciones en el mercado que llevan encadenando durante las últimas campañas agrícolas productos como el cereal y la pipa de girasol, unido a los malos rendimientos en campos por una climatología adversa o por los efectos de las plagas (como en el caso del trigo en el ejercicio 2016, que quedó muy afectado por mayetiola) está haciendo que los agricultores sevillanos se decanten por otros cultivos.
Así, la campiña sevillana está abriéndose a nuevos huéspedes, fundamentalmente olivos plantados en marcos de alta densidad que, junto con otros cultivos leñosos, están expulsando a los granos tradicionales al destierro. Según el responsable de cultivos herbáceos de Asaja Sevilla, José Vázquez, «el cultivo del girasol está en un claro retroceso en la provincia y en el campo andaluz, ya que cada año se siembran menos hectáreas».
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