Por segundo año consecutivo, los arroceros de Sevilla se enfrentan al problema de tener que limpiar sus fincas de plantas bastardeadas, pese a haber sido completamente rigurosos en las siembras y haber comprado semillas certificadas tal y como exige la normativa de la Producción Integrada, sistema en el que se cultiva el 98% del arroz en las marismas.
Como publica la periodista Inma Lopera en ABC, la Federación de Arroceros denuncia que «cada vez son más los productores afectados por la contaminación de plantas de arroz fuera de tipo, con espigas ajenas a la variedad sembrada por el agricultor, lo que les obliga a tener que limpiar manualmente los campos», manifiesta el director gerente de la entidad, Manuel Cano. La eliminación de estas espigas bastardeadas supone un sobrecoste a los productores «de entre dos y cuatro peonadas por hectárea», algo «inasumible para la mayoría de arroceros», por lo que «es necesario iniciar una investigación exhaustiva y aumentar las inspecciones para ver dónde está el origen de la infestación y evitar nuevos casos en los que usando un único tipo de semilla certificada crezcan dos plantas de arroz completamente distintas», subraya Cano. El problema, además, se agrava ya que «cuando la variedad sembrada está perfectamente seca y apta para su recolección y emergen en la finca unos espigorros verdes mucho más altos que suman impurezas y humedad al grano de arroz, el agricultor puede verse sancionado».
Adjuntamos el artículo completo de ABC.