Precios, rendimientos finales y logística. Estos son, como publica en ABC la periodista Natalia Ortiz, los tres puntales de los que están pendientes los productores de cereal andaluces en una campaña que está siendo mucho mejor que la anterior. «A pesar de que empezó marcada por la sequía, lo cierto es que la siembra ha avanzado a buen ritmo, propiciada sobre todo por las lluvias de octubre», rememora Macu García, técnica de herbáceos de ASAJA-Sevilla.
No obstante, los inicios sí estuvieron condicionados por un factor que sigue siendo clave ahora, con la recolección muy avanzada, a la hora de echar cuentas: el «desorbitado» coste de fertilizantes y semillas. «Las semillas de trigo duro llegaron a situarse a 635 euros/tonelada, el trigo blando entre entre 535 y 610 euros/tonelada, y la cebada sobre 500 euros tonelada», resume García, que lo atribuye a la escasez provocada por la campaña del año pasado, la peor de la década.
En cuanto a las superficies de siembra, en Sevilla, principal provincia cerealista junto a Córdoba, han sido muy similares a las de 2023, con unas 65.900 hectáreas para los trigos blandos, y unas 80,160 hectáreas para los duros. También en el resto de provincias hay buenas cifras. Respecto a las producciones, lo cierto es que han sido buenas, en general, e incluso «muy buenas» en algunas zonas, con una salvedad: La roya negra y la septoria en el trigo duro «han causado mermas de rendimiento de incluso 2.000 kg por hectárea».