Tras doce años bloqueadas, las negociaciones entre la Unión Europea (UE) y los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) se retomaron en octubre de 2016, cogiendo así impulso para cerrar este acuerdo comercial, según pretende Europa, en los dos próximos años.
Y es que, como publica la periodista Inma Lopera en ABC, el viejo continente ha decidido poner su foco en los mercados del cono Sur ante las incertidumbres que genera el nuevo mandato de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, lo que deja en el aire el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP). La próxima ronda de contactos entre la UE y el Mercosur tendrá lugar en el mes de marzo en Buenos Aires, cuando se pondrán sobre la mesa propuestas más concretas sobre accesibilidad a mercados, reducción de aranceles y bienestar animal, entre otras.
Hasta entonces, Asaja Sevilla asegura que se mantendrá en «permanente estado de alerta a cualquier novedad en las negociaciones», ya que «la agricultura europea, española y andaluza puede resultar muy perjudicada con este tratado comercial», asegura el técnico de la patronal agraria, miembro del grupo de trabajo de la Dirección General de Comercio de la Unión Europea, Daniel Pérez. En concreto, la situación del cultivo del arroz que inunda la Marisma del Guadalquivir podría complicarse mucho.
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