Las regularizaciones catastrales y su impacto en el sector agrario fue uno de los temas de análisis abordados en la sexta edición de la «Jornada sobre Fiscalidad Agraria» organizada por ASAJA-Sevilla en la capital hispalense. Como publica la periodista Inma Lopera en ABC, dicho encuentro tuvo lugar en la sede de la Fundación Caja Rural del Sur, en la que se dieron cita alrededor de 200 agricultores y ganaderos.
El valor que el Catastro tiene asignado a cada finca rústica está directamente relacionado con el cálculo del pago anual de impuestos que tiene que realizar cada propietario, como por ejemplo, el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) o el Impuesto sobre el Patrimonio. Pero, ¿cómo se realiza esta valoración catastral? El presidente de la Asociación de Ingenieros Agrónomos al Servicio de la Hacienda Pública, Juan Moreno Moreno, ha explicado que el actual sistema de valoración catastral rústica basado en los tipo evaluatorios «data del año 1982» y aunque tenía prevista su revisión cada cinco años, «diversos condicionantes sociopolíticos y administrativos han motivado que hayan venido prorrogando su vigencia hasta el momento actual, es decir, durante 37 años», calificando el sistema como «obsoleto» y, lo que es peor, «desajustado respecto a la correcta aplicación de la justicia tributaria».
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