Sevilla es la principal provincia productora de patata, con 3.500 hectáreas, que generan 70.000 jornales anuales. Es un cultivo con fuerte implantación en las comarcas de La Vega, El Aljarafe y Las Marismas, destacando municipios como La Rinconada, que aglutina más de 1.200 hectáreas dedicadas a la producción de este tubérculo. Sin embargo, como publica la periodista Inma Lopera en ABC, en los últimos años, el cultivo atraviesa enormes dificultades en la provincia, al igual que en toda Andalucía, donde la superficie destinada apenas alcanza las 8.000 hectáreas, cuando en 2004 se cultivaban 23.500. Esto deriva en la merma de empleo y riqueza en las comarcas productoras andaluzas, pues se estima que, sólo en empleos directos, se han perdido en los últimos 25 años 33.000 puestos de trabajo en la comunidad.A nivel nacional la evolución también es preocupante, pues se ha pasado de las 257.000 hectáreas de cultivo registradas en 1992, a las 60.000 actuales, con una reducción del 77%.
Productores, envasadores y comercializadores de patata se han dado cita en una jornada técnica organizada por ASAJA-Sevilla en la capital hispalense, donde se ha analizado la situación del sector y se han abordado los principales retos a afrontar para asegurar el futuro del tubérculo en la provincia. El sector ha hecho autocrítica y ha puesto sobre la mesa la «atomización» y la «falta de unión» que lo caracteriza, lo que ha obstaculizado, hasta la fecha, que la patata nacional cuente con una asociación interprofesional, pese a que «hay germen de constitución de una interprofesional en Castilla y León».
Una de las principales amenazas de la patata, siendo además la que más ha incidido en su declive productor, es el aumento continuado de las importaciones de patata a España, especialmente de Francia, país que ha tomado la delantera a Holanda. Así «importamos 800.000 toneladas de patatas y exportamos menos de 300.000 toneladas».
Adjuntamos el artículo completo de ABC.