La recolección del cultivo de arroz dio comienzo a principios del mes de octubre en la provincia de Sevilla con las variedades de ciclo corto y medio, como Bomba, Marisma, Argila, Albufera, Guadiagrán e Hispasur, todas ellas de perfil Japónica y grano redondo.
Como informa la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF), en estos momentos continua la recolección con variedades de ciclo medio y largo, donde se encuentran Regina, Visialong, Hispasen, Campanar, Hispagrán, Hispalong, Puntal, Jsendra, etc., las cuales son de perfil Indica y Japónica. Las variedades de perfil Japónica suponen un 30 % de la superficie sembrada.
Se ha cosechado hasta la fecha un 20% de la superficie (31.971 hectáreas en Producción Integrada)
En la provincia de Cádiz la superficie recolectada, hasta la fecha, es de un 25% de la superficie (1.120 hectáreas en Producción Integrada), en este caso la variedad sembrada mayoritaria es Visialong, con un 90% de la superficie, de perfil Indica y grano largo.
La recolección tiene lugar una vez que se ha alcanzado la madurez del grano, es decir, cuando este se encuentra totalmente duro y sin que el grado de humedad supere el 24%, es recomendable recolectar con un grado de humedad media entre 18-22 %, según la variedad.
Previamente a la recolección, se requiere un manejo del agua de riego que consiste en cortar la entrada del agua a la parcela al menos, 3-4 días antes, hasta un nivel mínimo, esto tiene como objetivo, favorecer la entrada de la maquinaria y ayudar al descenso de humedad en el grano, siempre y cuando este no baje del 18% de humedad, ya que esto provocaría rotura de grano en el proceso de molinería.
La labor de recolección se realiza con maquinaria especializada, cosechadoras que cortan, trillan y limpian el grano. Estas están provistas, en su parte trasera, de unas aspas que giran y ayudan a esparcir la paja sobrante sobre los restos de cosecha, lo que permite un mejor manejo a la hora de realizar la operación de “fangueo”, que tiene lugar justo después de la recolección mediante tractores provistos con ruedas de jaula. Esta labor tiene como objetivo enterrar el pasto generado por el cultivo ayudando a la descomposición de la materia orgánica. Luego, el terreno es nuevamente inundado con una lámina de agua, que permanece hasta mediados de diciembre, fomentando el asentamiento de aves y evitando el desarrollo de malas hierbas de invierno.